Diario de la navegación practicada al Océano Pacífico con las fragatas y goleta Resolución Triunfo y Covadonga

Texto

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Sucesos posteriores á la ocupacion de las islas de Chincha y situaciones en que se halló la escuadra de mi mando, hasta el 7 de diciembre de 1864. {#sucesos-posteriores-á-la-ocupacion-de-las-islas-de-chincha-y-situaciones-en-que-se-halló-la-escuadra-de-mi-mando-hasta-el-7-de-diciembre-de-1864}

[en el texto:] No ocurrió novedad alguna en las islas, desde nuestra salida p.ᵅ el Callao. Los abastos que para ellas venian de Pisco, cesaron de traerlos por prohibicion de las autoridades peruanas, careciéndose, por consiguiente, de toda clase de frescos. Apesar del suceso del 14. de Abril, los cargamentos de huano continuó verificándolos la casa cargadora peruana establecida en la isla del Norte, bajo todas banderas indistintamente, incluso la del Perú, á quien concedí este privilegio para no perturbar el tráfico. Tampoco he tomado medidas definitivas, esto es, el nombramiento de autoridades, no habiendose arbolado la bandera española, mas que el dia de la toma de las islas, todo, con objeto de dejar al gobierno de S.M. libre de compromisos. Dispuse se tomáran todas las precauciones militares interiores y esteriores que ecsijía la situacion, entre otras, las rondas por los botes de la escuadra, que la Covadonga saliera á la descubierta á 1. y 1 ½ millas, y esplorára las costas inmediatas. [signo, rúbrica:]Luis H Pinzon

Dia 20. de Abril. Hoy á las 7. de la mañana, llegó á las islas un bote procedente de Pisco, con un oficial peruano en parlamento, portador de una nota que me entregó, del Ministro de Relaciones Esteriores del Perú, contestando á la que le dirijí el 16. de este mes, en que se le manifestaba las causas que dieron lugar á la ocupacion de las islas. Vista la seguridad que el gobierno peruano me daba, de que los súbditos españoles serían respetados, y que yo no tenia noticia alguna de que se les perseguia ni causaba daños, contesté en 21. á la nota citada, manifestando entre otros particulares, que pondria en libertad á los prisiones peruanos que conservaba en rehenes. El oficial portador de la nota llevó mi contestacion, y al medio dia del 22., en una fragata italiana que salia para el Callao, embarqué á los prisioneros; que eran, un Capitan de navio, Gobernador de las Chinchas; otro, Capitan de puerto; un Capitan de corbeta, comandante de la barca Iquique; Guardias Marinas, dos contramaestres, cuatro individuos de maestranza, y treinta y cinco de marinería. [p. 154]
He nombrado comandante para la Iquique, y le he asignado la mitad solamente de la marinería y tropa que le corresponde, por la falta de gente que hay en la escuadra, falta que he noticiado mas de una vez al gobierno de S.M. El Comandante, al entregarse del mando por le inventario que á presencia del comandante peruano se formalizó, de todo lo que contenia dicho buque al pasar á poder de la escuadra, recibió tambien el cargo interino de desempeñar la capitanía de puerto, lo que efectuó hasta el 7. de Mayo. El 21. abril se avistó el vapor paquete inglés en direccion á las islas, pero despues puso proa á Pisco, é inmediatamente mandé á la Covadonga que fuera á aquel fondeadero á comunicar con él, y llevar de paso al Contador de su dotacion, á quien comisioné para Valparaíso, con el fin de adquirir víveres y carbon para la escuadra, de que habia falta, particularmente del último artículo. A las 4. de la tarde del mismo dia regresó la goleta con siete españoles refugiados, todos ellos jornaleros y dependientes de comercio, y que dias después, siguieron unos viaje para Valparaíso, y otros se fueron para tierra. Dicho buque me trajo la nueva, de que el gobierno peruano habia dispuesto que los paquetes no tocasen en las Chinchas, y que diera órdenes terminantes á las autoridades de la costa para privarnos de toda clase de bastimentos y vigilar nuestras operaciones. Efectivamente, esta medida se hizo sentir en las islas, pues privadas de los víveres frescos que venian de Pisco, los que ecsistian de toda clase, fueron adquiriendo un precio cada vez mas elevado, por cuyarazon, abandonaron despues sucesivamente las islas, las cuatro quintas partes de sus habitantes, atemorizados además por una circular de su gobierno, declarando traidores á los peruanos que permaneciesen en ellas. La goleta siguió comunicando con los ocho paquetes que procedentes del Sur y del Norte, tocan mensualmente en Pisco, hasta el mes de Octubre, que turnó en este servicio con la goleta Vencedora. Los dias 25. y 26. de Abril, relevó la Resolucion á la Covadonga en la descubierta sobre las islas. En este último dia, he dispuesto salir con la goleta para los islotes Pelado y Mazorque, al Norte del Callao, con objeto de guardar allí el paquete inglés de Europa que pasa por las inmediaciones de aquellos, y embarcarle al Sr. D.ⁿ Enrique Cerruti, músico de contrata que fué en la fragata Resolucion; con lo cual evitaba á dicho Señor los riesgos á que se hallaría [p.155]espuesto si tuviera que pasar por el Callao con aquel fin, y además, de este modo, iba mas segura la correspondencia oficial que llevaba para el gobierno de S.M. En su consecuencia, dí las instrucciones verbales convenientes al Comandante de la Covadonga para qie me siguiera, y al de la Triunfo para que quedase custodiando las islas en mi ausencia. [signo, rúbrica:]Luis H Pinzon

Ficha temática

  1. Referencia bibliográfica: Archivo Museo Naval-FMM-FDH, Diario de la navegación practicada al Océano Pacífico con las fragatas y goleta Resolución, Triunfo y Covadonga de Luis Hernández Pinzón Álvarez, pp. 153-154.
  2. Autor: Pinzón Álvarez, Luis Hernández
  3. Año: 1864
  4. Lugar: Madrid
  5. Período: La ocupación de las Chincas y la guerra hispano-sudamericana (1864-1866)
  6. Tema: Imperialismo informal y diplomacia de las cañoneras ; Navalismo y marina
  7. Contexto: Hemos aquí un fragmento del diario de navegación del Comandante General de la Escuadra del Pacífico y brigadier de infantería de Marina, Luis Hernández Pinzón Álvarez. El ministro de Estado, Calderón Collantes, sugirió a su homónimo de Marina, teniente general Zabala, la conveniencia de enviar una escuadra de la Armada al Pacífico, para “mostrar de nuevo el pabellón” donde realmente era poco conocido, además de evidenciar a las repúblicas americanas la pujanza de la regenerada España. Entre 1862 y 1864, el comandante general de la Escuadra del Pacífico se aplicó a una exitosa actividad diplomática. Sin embargo, a su llegada el 13 de noviembre de 1863 a las costas de El Callao, se enteró de los acontecimientos ocurridos el 4 de agosto de dicho año en la hacienda norteña de Talambo en Lambayeque. Ello, unido a las instrucciones veleidosas recibidas del Comisario de España en Perú, Salazar y Mazarredo, a aplicar un medio de presión propio de la diplomacia de las cañoneras: la toma de las islas Chinchas, la factoría comercial más importante del Perú por sus yacimientos de guano, fertilizante orgánico muy demandado en Europa.
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