Texto
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[en el texto:] El Sr. SALAZAR Y MAZARREDO: Sres. Diputados, al volverse á tratar en este sitio el presupuesto de Marina, no necesito recordaros todo lo que he tenido el honor de manifestar al Congreso en diferentes ocasiones acerca de las necesidades siempre crecientes de este ramo, acerca de los defectos que se notan en todo lo que se refiere á la administración de la marina. Resulta de los datos que os he presentado en las legislaturas anteriores, de lo que estamos viendo en la actualidad, del presupuesto que tenemos á la vista, resulta, digo, una verdad harto triste y dolorosa: la de que á pesar de los recursos inmensos con que cuenta España; á pesar de los grandes medios que tenemos; á pesar de las costas é intereses que debemos defender; á pesar de que el presupuesto se aumenta todos los dias; á pesar de tener arsenales numerosos; á pesar de tener un exclenete personal facultativo sobre que fundar el poder marítimo de una nación como la España, nos vamos que dando á la zaga de otras que cuentan con menos elementos que la nuestra.
Muchas veces, hablando con personas entendidas, ó en el retiro de mi gabinete, me he puesto á reflexionar sobre las causas que puedan existir para que despues de veinte años de estarse hablando de la restauracion de la marina, y de decirse un dia y otro dia que es preciso hacer un esfuerzo supremo para volver á elevar ese ramo, si no á la alutra que obtuvo en tiempos antiguos, al menos á la que corresponde á las necesidades del país, y habiéndome detenido á examinar los dertalles del presupuesto, he creido encontrar que la raíz del mal está precisamente en la administracion del ramo que tien á su cargo el Sr. Zavala. Mientras en esa administracion no entre el escalpelo; mientras no se reformen abusos que hoy se advierten; mientras no se ponga el dedo en la llaga, no haremos nada; y creo yo, señores, que el actual Sr. Ministro no podrá llevar adelante la restaura- [p. 830]cion de la marina hasta que no tenga la conviccion de que es preciso variar por completo los fundamentos sobre los cuales descansa el presupuesto que estamos discutiendo.
La publicidad, señores, es el alma de todo lo que pasa en materias marítimas, y en otras tambien, en el reino unido de la Gran Bretaña, que debe ser el mejor modelo que podamos imitar. La publicidad es el alma de la buena administracion, y es el alma de la contabilidad, porque sabiéndose que se han de llegar á conocer todos los fundamentos de los gastos y la razon que ha habido para ellos, puede entonces el Ministro y los centros administrativos llegar á conocer una porcion de errores que de otro modo pasarán siempre desapercibidos.
[…] La publicidad es el alma de todas las cosas en Inglaterra: llega á tal punto la escrupulosidad en este ramo de los que estan al frente de la marina inglesa, que no hace muchos dias que he leido algunos discursos de los mas importantes de Lord Clarence Paget en donde da pormenores muy minuciosos acerca de los presupuestos de 1860 y 1861 que tengo á la vista; allí se sabe por qué se ha hecho cada construccion; cuál es la parte del presupuesto corriente; cuál es la parte aplicable al siguiente; cuál es la cantidad de trabajo llevada á cabo en el anterior; y allí se puede calcular tan matemáticamente todos los datos que entran en la resolucion de los problemas relativos á la marina, que el secretario del almirantazgo ha dicho en las Cámaras una cosa muy curiosa que aquí no podrá decirse, que aquí no podrá citarse nunca, y es, que por ejemplo una tonelada en el arseinal de Woohch cuesta 650 rs., y que la misma cuesta en Chatam 420; de manera que en el presupuesto inglés no solo vienen los gastos generales, sino los relativos á cada arsenal. Y este sistema produce, no solamente una economía, sino el que la administración se perfeccione; porque cuando hay necesidad de construir una cosa que sea buena, aunque salga cara, acuden á aquel primer arsenal antes citado; y cuando se necesita una cosa en que no se trata mas que salir del paso, se va al otro en que la mano de obra esté muy barata y se obtenga toda á poca costa. aqui ¿ha sucedido una cosa por el estilo? Ni este Ministerio ni ninguno de los anteriores pueden decir con seguridad lo que ha costado cada buque.
La razon es muy sencilla. Os voy á presentar un ejemplo, que es quizá la sintesis de todos los errores que se vienen cometiendo en este ramo. Me refiero al baradero de Cartagena. En 1852 se cometió la direccion de esta obra á un ingeniero civil: en 1853, siendo Ministro de Marina el Sr. Doral, dijo: ‹no dirija esta obra un ingeniero civil; diríjala un ingeniero de la armada;› y se encargó de las obras un distinguido capitan de fragata que habia pertenecido al cuerpo de ingenieros hidráulicos, pero que habia muchos años no servía en él, y ya no se acordaba de lo que habia aprendido en los libros: á pesar de esto le encargaron la direccion facultativa de aquellas obras. Siguieron asi las cosas, hasta que en 1855 se encargó la construccion del baradero ¡pásmense los Sres. Diputados! al mestro mayor de arboladura del departamento de Cartagena. Figúrese el Congreso que entenderia sobre este particular el maestro mayor de arboladura, cuando por su destino ya se conoce que no tiene que ver mas que con lo relativo á los palos y velas de los buques. Esto sucedia en 1855: pasaron cuatro años, y en 1859 convencido el Sr. Ministro de Marina de que no podian seguir asi las cosas, expidió una Real órden para que se encargase de las obras un ingeniero civil, como se habia hecho en 1852. Resultado de todo esto; que el baradero de Cartagena está muy mal construido, y que se filtra, pero en cambio nadie sabe lo que ha costado, porque no habia órden, no habia sistema, no habia concierto administrativo.
[…] Se han comprado maderas; y no me refiero á la administracion del señor general Zavala, que hace poco tiempo se halla encargado del Ministerio, sino á la administracion de la Marina en general, porque la cuestion es tan grave, que no creo, por mucho que sea el celo de S.S., consiga corregir los males en dos, tres ó cuatro meses; se necesita mucho celo, mucha perseverancia; se han comprado maderas, decia, en Trieste, en el Báltico, en las colonias inglesas del Canadá, en Norte-América, y sin embargo, hemos visto que una casa española, el conde de Toreno, ha hecho un contrato con el almirantazgo inglés para enviar allá maderas de Asturias. Pues si vemos que el almirantazgo inglés ha cleberado un contrato para adquirir nuestras maderas, lo cual es una prueba de que son buenas para la construccion naval, ¿á qué hemos de ir á buscarlas á países extraños, á tierras remotas?.
Ficha temática
- Referencia bibliográfica: Diario de Sesiones de las Cortes: Legislatura 1860-1861. Núm. 56, 11-12-1860: 829-830.
- Autor: Salazar y Mazarredo, Eusebio
- Año: 1860
- Lugar: Madrid
- Período: El movimiento de rearme naval, la Unión Liberal y la planificación de la escuadra (1858-1862)
- Tema: Navalismo y marina ; Culturas políticas y visiones de lo global
- Contexto: Las críticas al mal estado de la Real Armada se exacerbaron con el acaecimiento de la guerra hispano-marroquí entre 1859 y 1860. La flota comandada por el Brigadier Segundo Díez Herrera y, más tarde, por José María Bustillo, había apoyado las operaciones terrestres bombardeando las localidades de Arcilla y Larache, bloqueando los puertos y fondeaderos marroquíes y asegurando los suministros de las tropas. Sin embargo, no mantuvo bajo bloqueo efectivo toda la costa, ni reunió las condiciones suficientes para bombardear Tánger. Superado el conflicto, varios opositores parlamentarios del gobierno achacarían el relativo éxito de las operaciones navales a la debilidad marítima marroquí. Lamentaron que la premura de España por firmar un tratado de paz se hubiese debido a las presiones británicas y a la abrumadora superioridad naval con que podía amenazar el gobierno de Palmerston, nada impresionado por las exhaustas y heterogéneas fuerzas españolas.
Dichas experiencias tuvieron lugar en medio de un clima de ansiedad geopolítica, en el cual la prensa recordaba recurrentemente que las potencias europeas y los Estados Unidos se encontraban en medio de una verdadera carrera tecnológica y armamentística, orientada a la búsqueda de la hegemonía marítima. De ahí que en publicaciones especializadas en cuestiones navales y de política exterior, como La Crónica Naval de España y La Crónica de Ambos Mundos, se reseñasen los desarrollos en materia de tecnología naval del Reino Unido y Francia. Conscientes de que el vapor y las corazas de hierro habían relativizado la hegemonía total disfrutada por el Imperio Británico en las décadas anteriores, los publicistas españoles tomaban nota de los buques y de los sistemas de organización de las armadas inglesa, estadounidense, francesa, rusa y hasta otomana.
El documento que aquí se ofrece muestra cómo estas comparaciones interimperiales llegaron a la arena parlamentaria. El diputado por Santander, Eusebio Salazar y Mazarredo, uno de los principales artífices intelectuales de la Escuadra del Pacífico, comenta la eficiencia con la cual la Royal Navy hace uso de sus recursos para la fabricación de buques nacionales, instando al gobierno de la Unión Liberal y a su Ministro de Marina, Lorenzo de Zabala, a emular en lo posible la administración marítima del imperio vecino. El anhelo de sistematización en la construcción de buques españoles se une al clamor, muy común, de que el gobierno se esfuerce en que estos no sean comprados a compañías extranjeras, sino fabricados en los arsenales nacionales. - Descarga texto y metadatos